Dicen que para todo hay una,
que algunas veces llega antes,
otras veces después;
otras veces después;
y que cuando la vives
quieres repetirla una y otra vez...
pero solo es una,
quieres repetirla una y otra vez...
pero solo es una,
es la
primera vez.
La primera vez que ríes
la primera vez que corres
la primera vez
que te corres...
La primera vez que sueñas
la primera vez que piensas
la
primera vez que buscas
la primera vez que encuentras,
y te encuentras...
A ti,
hoy te hablo a ti,
en voz alta y por primera vez.
A ti,
que femenino no elegiste ser
y que
a pesar de eso no te negaste a nacer.
Que aguantaste la sentencia de la falsa
cruz encubierta
cuyo hierro dictaminó ultrasónico,
ese par cromosómico
que te arrojó al mundo como el hijo fallido del padre.
que te arrojó al mundo como el hijo fallido del padre.
Ese padre
que se resigna y
piensa,
«ya
tendré una nueva oportunidad,
por ahora me conformo contigo
pero te hago
cumplir el castigo».
Y así creciste niña,
rodeada de musas
negras encargadas de vestirte con velos cargados de prohibiciones.
Que bajo sus
órdenes te dejaban ahí,
cubierta de penumbra y gris,
atada de manos para
impedirte ser por no haber sido.
Para pagar por el pecado de no haber sido.
Cumplir condena por no haber sido,
repitiéndote cada día:
«No lo consigo»
«¡No
lo consigo!».
A ti,
joven que con conciencia
incurriste en la desobediencia,
incurriste en la desobediencia,
y te fuiste.
Huiste intentando escapar de su tiranía,
buscando desvanecerte en el dulce amargo de la rebeldía,
perderte entre la
multitud de algodones que flotaban a tu alrededor
y que su tonalidad rosa
hiciera de la culpa un caramelo.
No lo lograste...
él siempre estuvo contigo,
escondido
bajo tus bragas manchadas de orgasmos fingidos.
Te hablo a ti,
mujer,
que en la madurez
comienzas a comprenderlo.
Que eres caricia de flor y terciopelo,
la suave
melodía que acompaña el verso,
la sonrisa en el rostro de quien recuerda un
beso.
Entiendes ahora que el vivir no requiere consentimiento,
solo el latido
incesante de un corazón abierto.
Tu corazón,
donde le guardas un sitio a él,
que en el fondo nunca fue tu enemigo sino la causa de tu resistencia.
El
pretexto para negar tu propia existencia.
Hoy te hablo mujer,
con el amor sincero de
quien te lleva dentro,
esperando que la certeza de mis palabras te traspase
con el ímpetu que solo tiene esa primera vez,
con el ímpetu que solo tiene esa primera vez,
aquella que nunca se olvida...
Texto escrito para mi primera experiencia como SLAMMER en la muestra del taller Slammers en acció 2017, realizado en el Centro Cívico Sagrada Familia en Barcelona.
Bravo, Karla, brava!
ResponderEliminarGracias!!! :)
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